El interaccionismo simbólico es un enfoque de estudio de la vida de los
grupos y del comportamiento de los hombres. Este enfoque se basa sobre tres
premisas:
- “El ser humano orienta sus actos hacia las cosas
en función de lo que estas significan”. Aunque esta información la pueden
asentir muchos especialistas en sus investigaciones no se ve reflejado. Los
sociólogos basan sus explicaciones en factores como la posición social, papeles
sociales, etc., sin prestar atención a los significados de las cosas o se
considera a dicho significado como mero vínculo neutral entre los actores
responsables del comportamiento y los factores que los motivan. No hay
intención de buscar el significado de las cosas hacia las que se encamina la
acción humana. El interaccionismo postula lo contrario y plantea: que el
significado que las cosas encierran para el ser humano son un elemento central.
-
“El significado de las cosas se deriva de, o
surge como consecuencia de la interacción social que cada uno mantiene con el
prójimo”. El significado es fruto de la interacción entre individuos. El
significado que una cosa encierra para un sujeto es el resultado de las
distintas formas en que otras personas actúan hacia ese sujeto en relación con
esa cosa. Es por eso que el significado es un
producto social.
-
“Los significados se manipulan y modifican
mediante un proceso interpretativo desarrollado por la persona al enfrentarse
con las cosas que va hallando a su paso.” La utilización del significado se
produce a través de un procedimiento de interpretación. Este proceso posee dos
etapas:
i.
El actor se indica a sí mismo cuáles son las
cosas hacia las que se encaminan sus actos (es decir señalarse a sí mismo las
cosas que poseen significado). Es una instancia de la persona enfrascada en
un proceso de comunicación consigo
misma.
ii.
Como resultado de este proceso la interpretación
se convierte en una manipulación de significados a tenor de la situación en que
se halla inmersa la persona y de la dirección de su acto.

Entonces la interpretación no es una mera explicación automática de
significados establecidos, sino que debe entenderse como un proceso formativo
en el que los significados son utilizados y revisados como instrumentos para la
orientación y formación del acto. Es decir, que los significados desempeñan su
papel en el acto a través de un
proceso
de autointeracción.
El concepto de self es de suma importancia para los interaccionistas
simbólicos. Para entenderlo es necesario tener en cuenta las aportaciones de
varios autores:
- MEAD: entiende el self como la capacidad de
verse a sí mismo como un objeto social. El self surge del proceso social: la comunicación
entre los humanos.
Es la capacidad de las personas
de ponerse en el lugar de otros con el fin de actuar como esos otros actúan y
verse a sí mismo como lo ven otros.
El self incluye dos fases: el
“yo”, los aspectos imprevisibles y creativos; y el “mí”, el conjunto organizado
de actitudes de los demás asumidos por el actor. Toda personalidad es una
combinación de “yo” y de “mí”.
- COOLEY: lo define como la capacidad de vernos a
nosotros mismos como vemos cualquier otro objeto social. Desarrollamos un
sentimiento de nuestro self como consecuencia de imaginarnos cómo aparecemos
ante los demás y qué opinan ellos de nosotros.
- BLUMER: un ser humano puede ser un objeto de su
propia acción, actúa hacia sí mismo y guía sus acciones hacia otros sobre la
base del tipo de objeto que es para sí mismo.
- ROSENBERG: el self es la totalidad de los
pensamientos y sentimientos que el individuo tiene de sí mismo como objeto.
Implica una serie de motivaciones, de metas deseadas por los actores, entre las
que destacan dos: la autoestima (deseo de pensar bien de uno mismo), y la
autoconsistencia (deseo de proteger el self frente al cambio o al mantenimiento
de la imagen de uno mismo).
- GOFFMAN: se centró en la dramaturgia, como si la
vida social fuera una serie de actuaciones que se asemejan a las representadas
en el escenario. Considera al self como el producto de la interacción dramática
entre el actor y la audiencia. Así que el self es vulnerable a su destrucción
durante la representación. Se interesa por los procesos para evitar estas
destrucciones y presentar un self fuerte a la audiencia, lo llamó “el arte de
manejar las impresiones”.
Dentro de esta analogía teatral habla de la “fachada”, como la parte
del escenario que funciona de un modo general y prefijado, a fin de definir la
situación para los que observan la actuación.
Los actores suelen tener interés en ocultar cosas en sus actuaciones
para presentar una imagen idealizada de sí mismos. El actor emplea mecanismos
para infundir respeto en la audiencia, pero ésta está implicada en este proceso
para que la representación sea buena.
Así, Goffman se interesa por los equipos, que serían un conjunto de
individuos que cooperan en la representación de una rutina.
Grupos y sociedad: los interaccionistas entienden que las pautas
entretejidas de acción e interacción constituyen los grupos y las sociedades.
Critican la tendencia a centrarse en las macroestructuras.
Según Mead, la sociedad es el proceso social que precede tanto a la
mente como al self. Representa el conjunto organizado de respuestas que adopta
el individuo en la forma de “mí”.

Entiende el control social como la dominación de la expresión del “mí”
sobre la del “yo”. Define las instituciones sociales como la “respuesta común
de la comunidad”. A través de la educación, se internalizan los hábitos comunes
de la comunidad, es este un proceso esencial para llegar a tener self.
Blumer entiende que la sociedad es un conjunto de personas que actúan,
y la vida de la sociedad son las acciones que éstas realizan.
Lo principal es el estudio de la acción conjunta, que no sería
simplemente la suma de todos los actos individuales, sino que la crean los
actores y sus acciones, al ir acomodándose y haciéndose indicaciones unos a
otros.