martes, 16 de abril de 2013

Herbert Blumer (1900-1987)



Nacido en San Louis (Missouri), Estados Unidos, estudió en la Universidad de Missouri y en la de Chicago, donde se doctoró en sociología y fue discípulo aventajado de George H. Mead y de Florian Znaniecki, entre otros, que influyeron notablemente en su obra, como también lo hizo Charles A. Ellwood. En 1941, inició su actividad académica en la Universidad de Chicago. En 1952, obtuvo una cátedra en la Universidad de California en Berkeley, donde fue director del Departamento de Sociología. Fue presidente de la American Sociological Association. En su trabajo destaca la formulación teórica que impulsa la corriente del interaccionismo simbólico, inspirada en el pensamiento de su maestro Mead, al que también darán continuidad, entre otros, Goffman y Becker. Analizó en sus trabajos empíricos los comportamientos colectivos, los prejuicios sociales, los efectos del cine en la conducta, el consumo de drogas en los adolescentes, etcétera. Su influencia en el campo de la sociología es muy relevante. Entre sus obras: Movies and Conduct(1933), Movies, Delinquency, and Crime (1933), The Human Side of Social Planning (1935) y Symbolic Interaction. Perspective and Method (1969).

Pensamiento y Expresión Científica 


Mediante la metodología del interaccionismo simbólico se trata de conocer el proceso de asignación de significado a las vivencias comunicativas del individuo en función de las circunstancias personales y ambientales en un momento dado, a través de casuísticas concretas, en espacios acotados. Para ello, busca la inmersión en el sujeto, en el actor, esto es, situarse en esas circunstancias específicas que lo describen y marcan el relativismo de la interacción. Captar la óptica personal que da significado a lo que se ve y con lo se interactúa en su entorno. Así se puede advertir el significado que se asigna a los elementos con los que se comunica simbólicamente (lenguajes de interacción). Una interpretación del significado de los símbolos en la comunicación, en la que el sujeto aparece en el centro de la construcción social, como un actor dinámico. Pero no es con la percepción donde se culmina el proceso de interacción, ya que Blumer da un papel relevante a la negociación lingüística y al pensamiento, como instancia dinámica y libre en la construcción simbólica.

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